Viaje a los sueños polares

La insurrección invisible de un millón de mentes, la efervescencia de los soles que pueblan nuestro universo. Para ver el mundo en un grano de arena y el cielo en una flor silvestre, abarca el infinito en la palma de tu mano y la eternidad en una hora.

lunes, marzo 05, 2007

La casa de piedra


Era una casa muy antigua. Hecha a base de paredes de piedra. Tenia 3 plantas y desde el ático se divisaba el mar a no mucha distancia. Era la casa de tu abuelo, un hombre delgado que vivía en concubinato con una mujer 30 años menor que él. Recuerdo el día que llegamos por sorpresa. Lo primero que vimos al llegar fue un reguero de ropa tirado por el suelo como si hubiera habido una fiesta privada de lo más interesante. Tu abuelo salió a recibirnos:

- Vaya! ya estais aqui! No os esperábamos tan pronto! -dijo-

No hacía falta jurarlo pensé yo. Una vez instalados, tu abuelo nos explicó porqué extraño motivo todas las paredes estaban agujereadas como si existiera la carcoma para cemento.

- Dicen los más viejos del lugar que en esta casa hay un tesoro oculto -explicó- una vez empecé a agujerearlo todo y encontré 2 monedas de oro, asi que en ese momento me propuse encontrar ese tesoro como fuera y empecé a agujerear toda la casa. No volví a encontrar nada más.

Yo no podía ni parpadear. Me pareció el abuelo mas chiflado que jamás había conocido. Se parecía mucho a ti. De hecho tu nunca supiste quien fue tu padre porque tu madre había estado viviendo en una comuna hippy y curiosamente podría ser cualquiera, pero a ti te importaba poco. No sabías quien era tu padre, pero no podías negar que aquel era tu abuelo.

Aquellos días empecé a volverme algo paranoica. Era dificil cambiarse de ropa pensando en que las paredes eran un colador. De hecho yo podía ver lo que ocurría en cualquier habitación desde los agujeros del pasillo. Había cambiado el clásico agujero del pomo de la puerta por un novedoso colador de diseño rústico.

Las noches transcurrían agotadoras. Esas noches de agosto en las que no puedes moverte porque cualquier movimiento requiere pasar calor excesivo. Y prefieres restar sentado sin hacer nada y esperar que caiga la noche. Pero la noche es peor porque sigue habiendo calor -y mosquitos molestos-, así que una noche propusiste a la banda subir a dormir al terrado.

Subimos los colchones y las pocas mantas necesarias y todos nos quedamos en silencio sin premeditación ante aquella novedad. Mirando al cielo mientras tu desde tu cama y bocarriba conseguías tocar algunos de los acordes que aprendiste en primavera. Admito que me costó mucho conciliar el sueño porque me sentía observada por toda la inmensidad de la constelación y quería mantener en mi memoria cada una de las luces que brillaban. Lo siguiente que recuerdo es abrir un ojo y ver un cielo de color indescriptible a punto de salir el sol y posteriormente ese mismo sol, fue el que me desveló desde primerisima hora de la mañana y me senté a respirar el aire salado.

Unas gaviotas se posaron a escasos 2 metros. Te despertaron. Las maldeciste por despertarte demasiado pronto y entre carcajadas te advertí que lo que querían era devorarte (porque te confundieron con una sardina enlatada)...juro que recuerdo con sumo cariño aquella casa. Incluso con la molestia de ir al baño a través de una galería interminable. Incluso con el gran numero de escaleras y escalones a los que se accede hasta llegar a la tercera planta (con suma dificultad cuando se bebe demasiado alcohol)y la oscuridad de las mismas, oliendo a roca y piedra impregnada de sal. Era como vivir en una cueva hermosa en medio de un paraiso.

La segunda noche todavía fue mejor. Te colaste en mi cama con la excusa barata de que mi colchón era mejor. Y tenías razon, pero la compañía tambien. La falta de intencionalidad garantizó tu estadía en mi cama. Trataste de arrimarte cuando estuviste dormido pero te mantuve alejado estrictamente porque no queríamos confundir roles equivocados. Supongo que lo fácil hubiera sido eso. Lo fácil siempre llega pronto. Mantenerlo es lo que cuesta. Recordé de esa noche durante mucho tiempo, (especialmente en aquella ocasión) cuando durante aquel cumpleaños mío me regalaste dos docenas de peces de colores que nadaban alegremente en mi estanque. Tu siempre negaste ser el autor de aquella dulce fechoría pero los demás hablaron por ti. Quizás te parecía un acto demasiado dulce para confesar o quizas te asustaba mi reacción, pero recuerdo aquella cara de niño travieso cuando te hacía jurar y perjurar que no habías sido tu.

*FOTO: Barcelona en el cielo. Hecha hoy. Cecida por David (Graciass)

Etiquetas: , , , , ,

9 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

ufff una casa cargada de recuerdos, de emociones, de cercanias, sábanas y sonrisas...
muy emotivo, saludos y mi voto de hoy!

9:18 a. m.  
Blogger rginfinito ha dicho...

Gracias por elegirme!!!

Espero que no haya sido ni por mi dinero ni por mi genes, jejeje.

Debo regalarte peces de colores?

Besos

PD: Perdón por no te contestarte en mi último post, no me di cuenta!!

9:19 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

sensaciones, actos y negaciones. A veces pensamos demasiado, otras veces somos más instintivos. Hubieras disfrutado más sin hacer caso a los agujeros. Pero tu estancia en esa casa ya pasó, como otras tantas veces, cosas que aparecen y desaparecen y solo nos queda el recuerdo. Y los recuerdos nunca son realidades, porque se transforman con el tiempo. A veces toca volver para plantearlo todo de una forma más objetivo.

ABRAZOS

12:14 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Buen relato de sentimientos y recuerdos.
Un abrazo.

3:28 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

recuerdos y más recuerdos, estamos hechos de cosas y pasadas

besitos

6:10 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Linda escribes con un sentimiento terrible.

He leído el fragmento de Rayuela abajo. Lo conocía. Lo tengo muy pensado, sentido. Pero lo que no se elige es el sentimiento. Y ese es que percibo aquí que por mucho que una quiera... no logra desaparecer.

Te dejo un beso y una sonrisa melancólica.

Hoy en eso que saldrá habrá una frase que va contigo. Fíjate en Octavio Paz.

7:14 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Genial el texto, Lost!

Por suerte los límites existen y son delgadísimos, intuyo que de lo contrario seríamos náufragos constantes en esta vida.

Un abrazooooo grandeeeee!

8:53 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

En verdad no es una excusa barata... sino genial... digo lo de colarse en el colchón de otro con la excusa de que es mejor.

Un post realmente genial. Una foto que también. (y además reciente)

Ahí va mi voto!

9:06 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Voy a comer y voy a leer lo de ese cuento con ventajas con mi café aquí :)

Vengo ahora ;)

12:53 p. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio